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miércoles, 11 de enero de 2012

el temor a un deshielo abrupto y a gran escala del permafrost

A medida que el Ártico se vaya calentando, más permafrost se derretirá, y más aumentará su liberación de gases de efecto invernadero.

La dimensión de ese aumento en la emisión de tales gases desde el permafrost alcanzará magnitudes bastante mayores que las estimadas hasta ahora, según las conclusiones a las que se ha llegado en una ronda de valoraciones a cargo de 41 expertos.

En esencia, el permafrost (o permahielo) es hielo mezclado con partículas minerales y orgánicas, y en bastantes terrenos de zonas frías del mundo conforma una capa que reposa en el subsuelo. Allí está lo bastante protegida de los rayos del Sol como para que buena parte del material permanezca congelado de manera ininterrumpida durante miles o incluso millones de años. El problema, si amplias cantidades de ese permafrost añejo se derriten, es que ello comportará emisiones considerables de gases con efecto invernadero.

El permafrost típico, al derretirse, liberará aproximadamente la misma cantidad de carbono que la deforestación, pero el efecto sobre el clima, según las conclusiones de la reciente ronda de valoraciones, será 2,5 veces más grande, porque las emisiones incluirán cantidades importantes de metano, que tiene un mayor efecto sobre el calentamiento que el dióxido de carbono.

En la ronda de valoraciones, dirigida por Edward Schuur de la Universidad de Florida y Benjamin Abbott de la Universidad de Alaska en Fairbanks, se consultó a los expertos en el clima sobre qué porcentaje de la superficie del permafrost es probable que se descongele, qué cantidad de carbono se liberará, y cuánto de ese carbono estará presente como metano. Los expertos estiman que la cantidad de carbono liberado alrededor del año 2100 será de entre 1,7 y 5,2 veces más grande que lo estimado en estudios recientes con modelos digitales, que utilizaron un escenario similar respecto al calentamiento.

Este valor más elevado en las nuevas estimaciones se debe a la inclusión de procesos que estaban ausentes en los modelos antes usados, y a los nuevos cálculos sobre la cantidad de carbono orgánico que está almacenado en las profundidades de los suelos congelados. Hay más carbono orgánico en los suelos de las altas latitudes del hemisferio norte que el que hay en todos los seres vivos combinados.


Según la estimación más reciente, esos suelos del norte almacenan alrededor de 1.700 gigatoneladas de carbono orgánico, unas cuatro veces más que todo el carbono emitido por la actividad del Ser Humano moderno, y el doble del que hay ahora en la atmósfera. (Una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas). Cuando el permafrost se derrite, el material orgánico atrapado en él se descompone y libera gases como el metano y el dióxido de carbono.

La mayoría de los modelos a gran escala se basan en la suposición de que el calentamiento del permafrost depende de cuánto se caliente el aire sobre él. En los modelos faltan, según los autores de las nuevas valoraciones, los procesos que pueden conducir a un abrupto deshielo, con el resultado de hundimientos del suelo y una aceleración adicional de la descongelación.

fuente,noticiasdelaciencia.com

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