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jueves, 27 de abril de 2017

Resuelven el misterio centenario de las ‘cataratas de sangre’ de la Antártida

Los primeros exploradores de la Antártida atribuyeron el color rojo a las algas rojas, pero posteriormente se ha demostrado que este fenómeno se produce por la presencia del óxido de hierro. El estudio describe la trayectoria de 100 metros de la salmuera debajo del glaciar de Taylor hasta la cascada.

Un equipo de investigación liderado por la Universidad de Alaska Fairbanks y el Colorado College ha resuelto un misterio centenario que involucra a una famosa cascada roja en la Antártida. Una nueva evidencia vincula las conocidas como ‘cataratas de sangre’ a una gran fuente de agua salada que puede haber estado atrapada bajo el glaciar Taylor hace más de un millón de años.El estudio del equipo, publicado en el Journal of Glaciology, describe la trayectoria de 100 metros de la salmuera debajo del glaciar de Taylor hasta la cascada. Este camino ha sido un misterio desde que el geocientífico Griffith Taylor descubrió este paraje en 1911 en los Valles Secos de McMurdo, en Tierra de Victoria, en el este de la Antártida.
Los primeros exploradores de la Antártida atribuyeron el color rojo a las algas rojas, pero posteriormente se ha demostrado que este fenómeno se produce por la presencia del óxido de hierro. La autora principal, Jessica Badgeley, estudiante de pregrado en Colorado College, trabajó con la glacióloga Erin Pettit de la Universidad de Alaska Fairbanks y su equipo de investigación para entender esta característica única.
Utilizaron un tipo de radar para detectar la salmuera que alimentaba ‘Blood Falls’, como se conocen en inglés. “Las sales en la salmuera hicieron posible este descubrimiento amplificando el contraste con el hielo glaciar fresco“, dijo Badgeley en un comunicado.
‘Blood Falls’ es famoso por sus liberaciones esporádicas de agua salada rica en hierro. La salmuera se pone roja cuando el hierro entra en contacto con el aire. El equipo rastreó la salmuera con sondeo de radio-eco, un método de radar que utiliza dos antenas: una para transmitir impulsos eléctricos y otra para recibir las señales.
“Movimos las antenas alrededor del glaciar en patrones de rejilla para que pudiéramos ‘ver’ lo que estaba debajo de nosotros dentro del hielo, como si un murciélago usara la ecolocalización para ‘ver’ las cosas a su alrededor”, dijo la coautora Christina Carr, estudiante de doctorado en la Universidad de Alaska Fairbanks.


Pettit dijo que los investigadores hicieron otro descubrimiento significativo: que el agua líquida puede persistir dentro de un glaciar extremadamente frío. Los científicos pensaron que esto era casi imposible, pero Pettit dijo que el proceso de congelación explica cómo el agua puede fluir en un glaciar frío.
“Aunque suene contraintuitivo, el agua libera calor a medida que se congela, y ese calor calienta el hielo más frío que la rodea”, dijo. El calor y la baja temperatura de congelación del agua salada hacen posible el movimiento del líquido. “El glaciar Taylor es ahora el glaciar más frío del mundo en tener agua que fluye constantemente”.

(Fuente: antena3.com)

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